Gimecons investiga el desarrollo de nuevos materiales de construcción capaces de reducir contaminantes en ambientes interiores

  • A través del proyecto CONFORTMA la compañía, en colaboración con el ITC y la empresa cerámica Realdonda, creará nuevos productos más sostenibles capaces de reducir también el consumo energético.

  • La tecnología resultante se testeará a partir de 2020 en una experiencia piloto que se habilitará en la UJI.

Conseguir viviendas más saludables, eficientes energéticamente y respetuosas con el entorno. Son tres de los principales objetivos del proyecto CONFORTMA. Una iniciativa que han puesto en marcha Gimecons Construcciones y Contratas, el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC) de la Universitat Jaume I de Castellón y la empresa cerámica Realonda y que permitirá investigar y validar nuevos materiales de construcción más sostenibles.

En concreto el proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y los fondos FEDER a través de la convocatoria Retos-Colaboración, busca desarrollar dos tipos de tecnologías pasivas en materiales cerámicos. Una capaz de eliminar los compuestos orgánicos volátiles (COVs) que se acumulan en los espacios interiores y que se generan a partir de contaminantes como los que emiten el humo de los cigarrillos o la basura, los que se producen en el interior de los baños o los relacionados con algunos de los componentes que conforman el mobiliario interior. Y otra asociada a la regulación de la temperatura y humedad en el interior del inmueble.

“Entre otros beneficios, además de mejorar el confort y la salud de las personas, éstas tecnologías contribuirán a disminuir el consumo energético tanto en calefacción como en refrigeración, además de reducir las emisiones de CO2 asociadas a estos consumos, evitar casos del Síndrome del Edificio Enfermo -asociados a la contaminación del aire en espacios cerrados- y disminuir el impacto ambiental de la construcción”, han explicado desde Gimecons.

En cuanto al tipo de material que se desarrollará a través del proyecto, desde la compañía también han avanzado que “deberá ser capaz de almacenar o liberar grandes cantidades de energía, de manera que se amortigüen los picos de temperatura y se retrase la respuesta térmica del edificio respecto a las condiciones externas, facilitando su compensación y permitiendo así reducir el consumo”.

En ese sentido, los integrantes del proyecto ya han comenzado a desarrollar materiales a partir de la selección de las materias primas existentes en el mercado capaces de reunir las funcionalidades requeridas que, en una fase posterior, se testearán a partir de 2020 en una experiencia piloto que se habilitará en la UJI.

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